Pinta fatal

El 16 de enero de 2018 se constituyó el Parlament de la XIIa Legislatura con Roger Torrent como Presidente. Al acabar el Pleno, le agradecí personalmente tanto el tono como el contenido de su discurso. Sin renunciar a su filiación independentista, Torrent reconoció la diversidad de la cámara, como un reflejo preciso de la fisonomía del país. No en vano las elecciones de 21 de diciembre de 2017 marcaron un récord histórico de participación (79%). Un Presidente independentista que entendía y respetaba la pluralidad y que se comprometía a gestionarla y representarla. Lo que podría parecer una obviedad vuelve a estar en riesgo con la nueva presidenta del Parlament.

El repaso de la presidencia de Torrent permite constatar una curiosa manera de proceder basada en el uso frecuente de pirotecnia verbal para contentar la parroquia y disimular los incumplimientos de las promesas independentistas cuando éstas podían derivar en incumplimientos legales. En pocas palabras, más salidas de tono que de la legalidad.

La XIIIa Legislatura, estrenada el pasado el viernes día 12, pinta diferente. La nueva Presidenta ha dibujado, desde el primer minuto, un escenario de clara confrontación entre catalanes, entre catalanes y el resto de españoles y también entre los poderes que conforman el Estado de Derecho. Bajo la falacia de que en democracia la voluntad de la mayoría lo puede todo, llama implícitamente sobrepasar el marco legal que nos hemos dado democráticamente para conseguir sus propósitos.

Laura Borràs obvia, siguiendo una tradición que tan sólo ha llevado tensión y dolor, que el cumplimiento de la ley es una condición necesaria para la vida en democracia. Obvia que la presidencia del Parlament no representa una parte (la suya), sino un todo que es, por definición, diverso y plural. Obvia que la salida a la actual fractura interior no pasa por echar más leña al fuego, sino por tender puentes y abrirse al diálogo. Ciertamente, está por ver cómo se desarrollará la legislatura. Pero coincidirán conmigo en que pinta fatal, precisamente en un momento en el que, como nunca, necesitamos sumar, más que restar y multiplicar, más que dividir. Nada me gustaría más que equivocarme en la predicción, pero, desde el realismo y con lo visto, pinta fatal.

Ramon Espadaler, secretario general de Units per Avançar

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